El fraude interno: una amenaza silenciosa con alto impacto para las empresas
Según el informe Occupational Fraud 2024: A Report to the Nations de la Asociación de Certificadores de Fraude (ACFE, por sus siglas en inglés), más de la mitad de los fraudes empresariales a nivel global se originan por la falta de controles internos (32%) o por la anulación de los controles ya existentes (19%). Esta estadística refleja una realidad preocupante: muchas organizaciones siguen subestimando los riesgos internos y el potencial daño que causan tanto en la reputación como en la rentabilidad del negocio.
¿Qué tipo de fraudes enfrentan principalmente las empresas?
El informe detalla tres tipos de fraude que afectan a las organizaciones:
Apropiación indebida de activos: Representa el 89 % de los casos y provoca pérdidas promedio de 120 mil dólares, donde suele manifestarse a través del robo de inventario, falsificación de gastos o mal uso de recursos.
Corrupción: Se presenta en el 48 % de los casos, con pérdidas que pueden alcanzar los 200 mil dólares, aquí entran prácticas como sobornos, conflictos de interés o colusión.
Fraude en los estados financieros: Aunque solo ocurre en el 5 % de los casos, es el más costoso, con pérdidas de hasta 766 mil dólares pero su impacto en la credibilidad y valor de la empresa puede ser devastador.
Prevenir comienza con integridad
Evaluar la integridad de los candidatos en el proceso de contratación, asegurarse de que comparten los valores de la organización y verificar su historial ético es un primer filtro esencial.
Es recomendable aplicar técnicas de OSINT (Open Source Intelligence) para investigar información pública relevante sobre los candidatos, esto incluye revisar su actividad en redes sociales, publicaciones, participación en foros profesionales o presencia en noticias, historial legal, etc. siempre respetando la legalidad y la privacidad. Este tipo de análisis puede revelar patrones de comportamiento o posibles señales de alerta antes de una contratación.
El código de ética: una guía indispensable
Este documento no sólo establece las normas de conducta y los principios que rigen el actuar dentro de la empresa, sino que también sirve como una referencia para la toma de decisiones en situaciones complejas.
Un código bien diseñado, acompañado de campañas de comunicación interna y capacitación continua, puede fortalecer la cultura organizacional y reducir significativamente la ambigüedad frente a lo que se espera de cada colaborador.
Canal de denuncia anónima: una herramienta de protección
Otro elemento clave para la prevención y detección del fraude es la implementación de un canal de denuncia anónima, seguro y confidencial. Este tipo de herramienta permite que los empleados y terceros reporten conductas indebidas sin temor a represalias, lo que incrementa considerablemente las posibilidades de detectar fraudes en etapas tempranas.
Pero para que el canal funcione, debe ir acompañado de una cultura que promueva la transparencia y garantice protección a quien se atreve a hablar.
Invertir en integridad, invertir en el futuro
La prevención del fraude no debe verse únicamente como una obligación normativa, sino como una estrategia para proteger la sostenibilidad del negocio. Fomentar una comunicación efectiva, revisar constantemente los procesos internos y apostar por una cultura de cumplimiento ayudará a las empresas a blindarse ante riesgos.
En tiempos donde la confianza es un activo escaso, invertir en integridad no es solo una decisión inteligente: es un compromiso con el futuro de la organización.